Esta es la historia del tenis publicado en un articulo de lluvia y sol en el que podemos apreciar la evolución del las raquetas en la historia del tenis
Inicio aquí la historia: el tenis es un deporte que tiene más de un siglo y que sufrió varias revoluciones en su técnica y en su equipamiento, un poco resumidas en las paredes que os enseñé ayer.
Al principio las raquetas se construían con un listón de madera al que se le aplicaba calor y humedad, se le curvaba y daba la forma. Con la misma técnica que usaban para fabricar las sillas Thonet o Windsor. Tenían varios problemas, pesaban mucho, se rompían con facilidad,
y además eran caras…
Las primeras raquetas tenían formas raras ahora para nosotros, como esta de 1760 aprox.
Aunque no era el tenis que conocemos hoy.
Luego ya fueron tomando una forma ya más reconocible para nosotros, como esta Spalding
de 1880. Primero la parte de arriba eran muy cuadradas y se las llamaba de tipo Tilt top.
Luego las redondearon un poco, como la de la foto, y se las llamó de tipo Flat top.
También es interesante esta de principios del siglo XX, que tenia el mango de tipo FISH TAIL,
o “cola de pescado”, por la forma. Fíjense que en esos primeros tiempos las empuñaduras
no tenían nada que las recubrieran, se asían directamente sobre la madera.
Hubo algún experimento con raquetas de metal como esta Dayton de 1923, que, aunque tuvieron cierto éxito, no cuajaron.
Había muchas cosas muy raras…Pero todo era artesanía, belleza, como esta Hazell, de los años ’30.
O como esta viñeta, visionaria, que decía que el tamaño de la raqueta era inversamente proporcional al talento del jugador. Mas adelante veremos como se equivocaban …
Interesante es también ver como se vestían para practicar, las mujeres con faldas largas y prácticamente encorsetadas. Los hombres de pantalón largo, camisa de mangas largas remangadas y … “ZAPATOS”. Y bueno, lo de las mujeres mejor no hablemos, pobrecitas. Suzzane Lenglen, le llamaron “la divina”, fue pionera en este sentido usando ropa más suelta y faldas más cortas. La pista Nº2 del torneo francés de Roland Garros lleva su nombre.
Así se llegó hasta 1936 en que la fabrica de Dunlop en Inglaterra saco un modelo que en vez de estar construido con un listón curvado, estaba hecho con varias laminas delgadas (Ply en ingles), fáciles de curvar, encoladas entre si. Al modelo lo llamaron “Maxply” y fue la raqueta con más éxito de la historia. Se fabricó desde 1936 hasta finales de los años ’80. Prácticamente no hubo jugador de elite que durante esos 50 años no la usara durante alguna temporada.
Obviamente la competencia no tardo en imitarlos, y a partir de ese momento todo el mundo las fabricó igual. Hubo varias que tuvieron muchisimo éxito y se transformaron también en clásicos. La segunda, sin discusión, en esta lista: la Slazenger Challenger Nº1, también inglesa.
Hubo otras marcas y modelos históricos también: Wilson Jack Kramer, Stan Smith (nombres de jugadores norteamericanos famosos), Spalding Pancho Gonzales (otro yanki), Donnay (Allwood, Bjorn Borj), Snauwaert, TAD DAVIS, etc.
La mayoría, como se aprecia en las fotos, eran autenticas obras de arte, hermosas. Eran un compendio de tecnología y artesanía de la madera. Aún hoy da placer sostener una en las manos.
Por estas épocas, ‘70s y ‘80s, hubo también marcas que adaptaban modelos para mujeres. No eran muy distintas a las de los hombres, solo un poco más ligeras pero no mucho, no crean.
Comparadas con las actuales, era como jugar con un poste de teléfonos. Una muy famosa, y muy vendida, fue esta Wilson Chris Evert, una de las más grandes jugadoras de todos los tiempos.
Por cierto, hoy oímos por la tele que los periodistas y comentaristas hablan mucho de quien es o fue el mejor jugador de la historia y casi todos se decantan por Roger Federer, y no se equivocan mucho, es el que más torneos importantes ganó hasta ahora… o casi.
Porque en realidad no es así, el más grande de este deporte, y a quien costará mucho aún mejorar, fue: MARTINA NAVRATILOVA.
Gano más de 40 títulos de Grand Slam, por ejemplo, frente a los 17 ó 18 de Federer. Aquí las chicas tienen razón, muchas cosas se aprecian más si las hace un hombre en vez de una mujer.
Todo fue más o menos así hasta que en el año 1962 un ingeniero, que había sido un famoso jugador francés, uno de los famosos “mosqueteros” de los años 30, se le ocurrió diseñar y fabricar una raqueta de acero. No fue el primero, hubo varios intentos antes, pero los resultados no pasaban de ser mejores que una lata de sardinas.
Pero la de este señor funcionó, y muy bien. Tal vez el nombre de este inventor les suene, se llamaba Rene Lacoste.
Su raqueta triunfó inmediatamente, pero tenía un problema: era carísima. Por esa razón comercialmente no funcionaba y al poco tiempo decidió vender la patente a la empresa americana Wilson.
Esta gente, más avispada para los negocios, tuvo la feliz idea de venderla muy barata al gran público (en realidad el coste de fabricación era mucho más bajo que el de una tradicional de madera) y promocionarla con jugadores/as famosos/as.
La llamaron Wilson T2000. Pasó de ser un semi fracaso comercial, a ser uno de los modelos más vendidos de la historia (se vendía en los supermercados, por ejemplo).
Una raqueta preciosa para jugar. Gracias a este modelo comenzó mi afición por coleccionar raquetas.
Uno de los jugadores que en sus inicios la usó se llama Jimmy Connors. Le gustó tanto que la usó prácticamente toda su carrera, nunca firmó un contrato con la marca, se las compraba él mismo: costaban 25 dolares. Cuando la fábrica decidió dejar de venderlas este jugador puso anuncios en los periódicos de todo el mundo pidiéndole a la gente que le vendieran las que tuvieran en casa. Connors es el jugador (hasta ahora) que más torneos ganó en la historia, y todos con su modesta T2000.
Otras marcas no quisieron quedarse atrás y también hicieron sus versiones de acero, como esta Slazenger Plus (inglesa), modelo con el que el español Manolo Orantes ganó el abierto de Estados Unidos, creo que en 1975. Pero no era tan buena como la Wilson, y además era también muy cara. Los europeos no aprendían
Entonces se desató una guerra de innovaciones, empezaron a aparecer raquetas de aluminio, algunas muy buenas y otras verdaderas basuras. Creo que la mejor de todas fue ésta, la Head Profesional.
También fue muy buena, en aluminio, esta PDP, que era de una fabrica americana (otra vez, que raro, ¿no?) que solo diseñó dos modelos de raqueta (muy, muy buenas las dos) pero que no funcionaron comercialmente y cerraron. Hoy es un modelo dificilísimo de encontrar. Es una de mis joyitas.
Por cierto, esa raqueta la usó Roscoe Tanner, el primer jugador que pegada el saque por encima de los 200 km por hora. Hoy es bastante habitual que casi todos los grandes puedan servir muy por encima de esa velocidad, pero a ver que harían si les dieran raquetas como éstas. Seguro que muchos de ahora no conseguirían que la pelotita pase por encima de la red… Jugar con aquellos garrotes, si que tenia merito.
Por ahora nos quedamos aquí, para no aburrir, seguiremos con la gran revolución de los materiales y las formas que cambiaron este deporte casi por completo a lo que es hoy.
Un jugador norteamericano (negro, una rareza en aquellos tiempos) colaboró en el diseño de una raqueta innovadora, contratado por una fabrica de esquíes (yanki, para más datos). Querían aprovechar su tecnología para la fabricación de esquíes en hacer raquetas, y lo consiguieron. Un sandwich de dos chapas de aluminio con una capa intermedia de resinas reforzadas con fibra de vidrio de casi 1 cm de espesor, igual que un esquí de los de entonces.
La marca: AMF HEAD, el modelo Arthur Ashe Comp 1.
Lo de Arthur Ashe era por el nombre del jugador que ayudó a su desarrollo, obvio, y lo del número 1 lo hicieron con visión, no tardaron en salir la 2 y la 3. Es que lo del marketing estos yanquis lo manejan muy bien.
Era una muy, muy buena raqueta: abrió la puerta a los materiales compuestos, aunque no se siguió exactamente por este camino, y también firmó la sentencia de muerte a la madera. Ésta, ya en sus últimos estertores, se resistió y mejoró mucho, pero no levantó cabeza. La misma Head desarrolló entonces la que tal vez sea la mejor raqueta de madera de todos los tiempos, diseñada también con la ayuda de un jugador, por eso lleva su nombre: HEAD Guillermo Vilas.
Pero la gran revolución viene ahora. Esta empresa, AMF HEAD, tenia una división (PRINCE, que luego se separará como empresa independiente) que fabricaba maquinas lanzapelotas, una especie de contenedor con un cañón que tiraba pelotas de un lado al otro de la pista para la gente que estaba aprendiendo (también yanqui, ya empieza a oler mal, ¿no?, ¿es que acaso todo lo hacían ellos? Pues parece que si). Por cierto, esta maquina también fue invento de un ingeniero que mencionamos antes: Rene Lacoste.
Esta pequeña división se había especializado en el mercado de la gente que estaba aprendiendo a jugar, niños o personas ya mayores, (mercado goloso en USA).
A alguien se le ocurrió que para este target (los mayores con pasta), se podía fabricar una raqueta más grande que las normales. Para facilitarles las cosas, vamos.
Además se dieron cuenta de que el reglamento no decía absolutamente nada de “como” tenia que ser una raqueta. En teoría se le podía pegar a la pelota con cualquier cosa.
"Esta es la nuestra", pensaron, "nos vamos a forrar con los ejecutivos jubilados …"
Y se forraron, pero no así.
Sacaron este modelo, la Prince Classic. No sé como se les ocurrió llamar Classic a algo que era totalmente nuevo, pero funcionó, misterios del marketing supongo.
No tenía nada especial, era de aluminio, como había miles, no tenia cosas raras, ni tecnologías estrafalarias, ni nada que llamara la atención, salvo el tamaño del encordado, que era mucho más grande. ¡¡¡Incluso era barata!!!
Y se encontraron con una mina. Resultó que consiguieron un instrumento que despedía la pelota con muchísima más velocidad, con mucho menos esfuerzo y con absoluto control, y además habían eliminado uno de los grandes problemas de todos los tiempos: la vibración, que destrozaba codos y muñecas. De aquí viene la famosa dolencia “codo de tenista”.
Habían conseguido todo esto de un plumazo y con una chorrada: Hacer el encordado más grande, así de simple.
La promocionaron con un jugador ya veterano por entonces (mediados de los ’80). Un tal Ion Tiriac, el mismo que ahora organiza el torneo Master 1000 de Madrid todos los años. Si, ese, el de las chicas recoge pelotas modelos... ¿Os suena, verdad?
Fue una auténtica revolución. Todas las marcas empezaron a hacerlas así, más grandes. Además se estaba empezando a desarrollar en serio la tecnología de los materiales compuestos con estructuras huecas (como lo son todas hoy en día).
La competencia fue pillada en fuera de juego y trataron de recuperar la iniciativa. Aparecieron cosas muy raras, todo el mundo quería hacer ahora cosas diferentes, originales, imaginativas, innovadoras. Mucha imaginación pero pocos resultados que perduraran. Ninguno de los inventos funcionó.
Prince fue la pionera y la que se llevó el gato al agua. Las hizo de aluminio, acero, fibra de vidrio, carbono, kevlar, etc. Incluso sacó un modelo de madera, la Prince Woodie: la última raqueta de madera utilizada en competición. La usó, por ejemplo, Gabriela Sabatini.
Fue tal el éxito que Prince llegó a facturar más que todas las demás marcas de raquetas del mundo, juntas. Así cayeron muchas, muchas fabricas y marcas.
Sobrevivieron muy pocas. Hoy la cosa esta ya más equilibrada…
Actualmente todas las raquetas derivan de ese concepto de encordados grandes y construcción hueca con resinas y fibras de vidrio o carbono. Se abandonaron las de acero o aluminio, no podían competir ni en calidad ni en precio. También cambiaron mucho los encordados que antes eran de tripa y ahora son sintéticos, aunque aún hay exquisitos que siguen prefiriendo la tripa.
Se decía que estas cuerdas se hacían con tripa de gato, pero es una leyenda. No existió nunca, que yo sepa, un criadero de gatos para destriparlos. En realidad eran tripa de cerdo, mucho más baratas, supongo.
Éstas son algunas de las de hoy en día, que por supuesto, están a su alcance en las mejores tiendas de deporte …
Y así concluimos esta breve (brevísima) historia de la raqueta de tenis, que gracias a Dios, Ala, Zeus, Thor, Amon Ra y Viracocha, tengo compendiada en mi querida colección, expuesta en un rincón antes desaprovechado de nuestra casa , la escalera, que es por donde empezó esta historia
Por cierto, si alguien tiene por ahí perdida en su casa alguna raqueta antigua y le interesa conocer su historia, y yo la se, consúltenme, me encantaría responder.
Gracias por sus visitas y comentarios.
Les deseo un feliz día.
Articulo escrito por ...... lluvia y sol
http://conlluviayconsol.blogspot.com.es/2012/08/curiosidades-tenisticas-los-inicios.html