martes, 27 de noviembre de 2012

Exposicion en Astorga


Exposicion  de ...Un recorrido por la historia de las raquetas de tenis entre el 17 y 28 de agosto, en la Bibiloteca Pública de Astorga.


Bjorn Borg fue profesional entre los 15 y los 26 años.
La exposición 'Un recorrido por la historia de las raquetas de tenis' llega a Astorga. Desde el 17 al 28 de agosto esta exposición estará disponible para todo el mundo en la sala 2 de exposiciones de la Biblioteca Municipal de Astorga.

Luis Prieto, creador de dicha exposición, es natural de Chana de Somoza, pero vive en Madrid desde los 11 años. Aficionado al mundo del tenis, ha ocupado varios cargos directivos tanto en la Federación Española de Tenis como en la Madrileña.

En los años 80 empezó a coleccionar raquetas de tenis, teniendo en la actualidad más de 200 ejemplares. En la exposición se podrá ver una muestra de 100 raquetas de las que conforman su colección.

Desde el 17 al 28 de Agosto

Horario: Lunes a Sábado de 19:00 a 21:00h, domingos y festivos de 12:00 a 14:00h

Biblioteca Municipal de Astorga.

Gracias a la vinculación con el mundo del tenis y a las amistades, he podido ir ampliando laa colección continuamente sin la necesidad de hacer un gran sacrificio Las raquetas de madera son el alma de una colección de la que no faltan, algunas de las empleadas por los mejores jugadores de la historia. En efecto, se podrán ver raquetas de jugadores míticos como Iván Lendl, Guillermo Vilas, Gerulaitis y Bjorn Borg.

Pero Luis Prieto, que ha ocupado varios cargos durante 16 años en la Federación de Tenis de Madrid, también ha conseguido hacerse con valiosas piezas de figuras de hoy en día como Rafael Nadal y Feliciano López.

A partir de hoy viernes 17, y hasta el 28 de agosto, la Biblioteca Pública de Astorga expondrá 100 piezas de su colección, que tal vez, se acabe musealizando en el futuro.

En la imagen Bjorn Borj, que en 9 años de profesional (1973-1981) consiguió 101 títulos, 11 de Grand Slam. Una gesta inalcanzable para jugadores como Federer o Nadal.

La historia del tenis en 100 raquetas


Las mejores raquetas del mundo, en Astorga

Luis Prieto expone en un escaparate las raquetas de leyendas del tenis como Lendl, Vilas y Santana


Ana G. Valencia | león Ana G. Valencia | león 07/08/2010
Una colección de más de cien raquetas y una vida dedicada al tenis se unen en Luis Prieto, un maragato de alma, vida y corazón. Las raquetas de los tenistas más ilustres y conocidos de las décadas de los 60 y los 70, como Santana, Ivan Lendl o Guillermo Vilas -”«mi favorito», confiesa-” están expuestas en el escaparate de una empresa de encuadernación de Astorga. Desde luego que a nadie le pasan desapercibidas y es una mirada obligada hacía el antiguo escaparate que les sirven de expositor.
La colección comenzó a fraguarse hace quince años y lo más curioso es que este leonés no ha pagado casi nunca por ninguna de estas raquetas. «Sólo una vez y nunca más de seis euros», confiesa. En tono humilde, el coleccionista cuenta que en estas raquetas «también está escrita la historia de mi vida. Son regalos de los tenistas. Además, de aquella época sólo me quedan seis y son las raquetas de los que marcaron un hito en el tenis de los sesenta».
Son raquetas de madera, que han sido protagonistas de acontecimientos deportivos que no volverán a vivirse de la misma manera. Son herramientas con las que se ha construido la leyenda y la historia del tenis. «Algunas están dobladas o rotas, fruto de los sentimientos de los deportistas en aquellos momentos, como la de Negar Howards», recuerda Prieto, que guarda este tesoro a la espera de que con el tiempo puedan exponerse más allá de los cristales del pequeño local que las alberga.
La historia puede escribirse de muchas maneras y la de este maragato de a pie enlaza con un deporte que da muchas alegrías a los españoles. Las de Feliciano o Nadal también han pasado por la pequeña encuadernación de Astorga, incluso el programa CQC, pidió una raqueta al coleccionista maragato para entregársela en un acto simbólico a Messi. Pura satisfacción es lo que siente Prieto con su colección y, la verdad, no le faltan razones.

Historia de las raquetas

Esta es la historia del tenis publicado en un articulo de lluvia y sol en el que podemos apreciar la evolución del las raquetas en la historia del tenis


Inicio aquí la historia: el tenis es un deporte que tiene más de un siglo y que sufrió varias revoluciones en su técnica y en su equipamiento, un poco resumidas en las paredes que os enseñé ayer.

Al principio las raquetas se construían con un listón de madera al que se le aplicaba calor y humedad, se le curvaba y daba la forma. Con la misma técnica que usaban para fabricar las sillas Thonet o Windsor. Tenían varios problemas, pesaban mucho, se rompían con facilidad, 
y además eran caras…



Las primeras raquetas tenían formas raras ahora para nosotros, como esta de 1760 aprox. 
Aunque no era el tenis que conocemos hoy.


Luego ya fueron tomando una forma ya más reconocible para nosotros, como esta Spalding 
de 1880. Primero la parte de arriba eran muy cuadradas y se las llamaba de tipo Tilt top. 
Luego las redondearon un poco, como la de la foto, y se las llamó de tipo Flat top.


También es interesante esta de principios del siglo XX, que tenia el mango de tipo FISH TAIL, 
o “cola de pescado”, por la forma. Fíjense que en esos primeros tiempos las empuñaduras 
no tenían nada que las recubrieran, se asían directamente sobre la madera.


Hubo algún experimento con raquetas de metal como esta Dayton de 1923, que, aunque tuvieron cierto éxito, no cuajaron. 




Había muchas cosas muy raras…Pero todo era artesanía, belleza, como esta Hazell, de los años ’30.


O como esta viñeta, visionaria, que decía que el tamaño de la raqueta era inversamente proporcional al talento del jugador. Mas adelante veremos como se equivocaban …


 Interesante es también ver como se vestían para practicar, las mujeres con faldas largas y prácticamente encorsetadas. Los hombres de pantalón largo, camisa de mangas largas remangadas y … “ZAPATOS”. Y bueno, lo de las mujeres mejor no hablemos, pobrecitas. Suzzane Lenglen, le llamaron “la divina”, fue pionera en este sentido usando ropa más suelta y faldas más cortas. La pista Nº2 del torneo francés de Roland Garros lleva su nombre.






Así se llegó hasta 1936 en que la fabrica de Dunlop en Inglaterra saco un modelo que en vez de estar construido con un listón curvado, estaba hecho con varias laminas delgadas (Ply en ingles), fáciles de curvar, encoladas entre si. Al modelo lo llamaron “Maxply” y fue la raqueta con más éxito de la historia. Se fabricó desde 1936 hasta finales de los años ’80. Prácticamente no hubo jugador de elite que durante esos 50 años no la usara durante alguna temporada.


 Obviamente la competencia no tardo en imitarlos, y a partir de ese momento todo el mundo las fabricó igual. Hubo varias que tuvieron muchisimo éxito y se transformaron también en clásicos. La segunda, sin discusión, en esta lista: la Slazenger Challenger Nº1, también inglesa.


            Hubo otras marcas y modelos históricos también: Wilson Jack Kramer, Stan Smith (nombres de jugadores norteamericanos famosos), Spalding Pancho Gonzales (otro yanki), Donnay (Allwood, Bjorn Borj), Snauwaert, TAD DAVIS, etc.



 La mayoría, como se aprecia en las fotos, eran autenticas obras de arte, hermosas. Eran un compendio de tecnología y artesanía de la madera. Aún hoy da placer sostener una en las manos.

Por estas épocas, ‘70s y ‘80s, hubo también marcas que adaptaban modelos para mujeres. No eran muy distintas a las de los hombres, solo un poco más ligeras pero no mucho, no crean. 
Comparadas con las actuales, era como jugar con un poste de teléfonos. Una muy famosa, y muy vendida, fue esta Wilson Chris Evert, una de las más grandes jugadoras de todos los tiempos.



Por cierto, hoy oímos por la tele que los periodistas y comentaristas hablan mucho de quien es o fue el mejor jugador de la historia y casi todos se decantan por Roger Federer, y no se equivocan mucho, es el que más torneos importantes ganó hasta ahora… o casi. 

Porque en realidad no es así, el más grande de este deporte, y a quien costará mucho aún mejorar, fue: MARTINA NAVRATILOVA.
Gano más de 40 títulos de Grand Slam, por ejemplo, frente a los 17 ó 18 de Federer. Aquí las chicas tienen razón, muchas cosas se aprecian más si las hace un hombre en vez de una mujer.
           

 Todo fue más o menos así hasta que en el año 1962 un ingeniero, que había sido un famoso jugador francés, uno de los famosos “mosqueteros” de los años 30, se le ocurrió diseñar y fabricar una raqueta de acero. No fue el primero, hubo varios intentos antes, pero los resultados no pasaban de ser mejores que una lata de sardinas.

Pero la de este señor funcionó, y muy bien. Tal vez el nombre de este inventor les suene, se llamaba Rene Lacoste.


Su raqueta triunfó inmediatamente, pero tenía un problema: era carísima. Por esa razón comercialmente no funcionaba y al poco tiempo decidió vender la patente a la empresa americana Wilson. 

Esta gente, más avispada para los negocios, tuvo la feliz idea de venderla muy barata al gran público (en realidad el coste de fabricación era mucho más bajo que el de una tradicional de madera) y promocionarla con jugadores/as famosos/as. 

La llamaron Wilson T2000. Pasó de ser un semi fracaso comercial, a ser uno de los modelos más vendidos de la historia (se vendía en los supermercados, por ejemplo). 
Una raqueta preciosa para jugar. Gracias a este modelo comenzó mi afición por coleccionar raquetas.



Uno de los jugadores que en sus inicios la usó se llama Jimmy Connors. Le gustó tanto que la usó prácticamente toda su carrera, nunca firmó un contrato con la marca, se las compraba él mismo: costaban 25 dolares. Cuando la fábrica decidió dejar de venderlas este jugador puso anuncios en los periódicos de todo el mundo pidiéndole a la gente que le vendieran las que tuvieran en casa. Connors es el jugador (hasta ahora) que más torneos ganó en la historia, y todos con su modesta T2000.

Otras marcas no quisieron quedarse atrás y también hicieron sus versiones de acero, como esta Slazenger Plus (inglesa), modelo con el que el español Manolo Orantes ganó el abierto de Estados Unidos, creo que en 1975. Pero no era tan buena como la Wilson, y además era también muy cara. Los europeos no aprendían



Entonces se desató una guerra de innovaciones, empezaron a aparecer raquetas de aluminio, algunas muy buenas y otras verdaderas basuras. Creo que la mejor de todas fue ésta, la Head Profesional.


También fue muy buena, en aluminio, esta PDP, que era de una fabrica americana (otra vez, que raro, ¿no?) que solo diseñó dos modelos de raqueta (muy, muy buenas las dos) pero que no funcionaron comercialmente y cerraron. Hoy es un modelo dificilísimo de encontrar. Es una de mis joyitas.

Por cierto, esa raqueta la usó Roscoe Tanner, el primer jugador que pegada el saque por encima de los 200 km por hora. Hoy es bastante habitual que casi todos los grandes puedan servir muy por encima de esa velocidad, pero a ver que harían si les dieran raquetas como éstas. Seguro que muchos de ahora no conseguirían que la pelotita pase por encima de la red… Jugar con aquellos garrotes, si que tenia merito.


           
 Por ahora nos quedamos aquí, para no aburrir, seguiremos con la gran revolución de los materiales y las formas que cambiaron este deporte casi por completo a lo que es hoy.

           
Un jugador norteamericano (negro, una rareza en aquellos tiempos) colaboró en el diseño de una raqueta innovadora, contratado por una fabrica de esquíes (yanki, para más datos). Querían aprovechar su tecnología para la fabricación de esquíes en hacer raquetas, y lo consiguieron. Un sandwich de dos chapas de aluminio con una capa intermedia de resinas reforzadas con fibra de vidrio de casi 1 cm de espesor, igual que un esquí de los de entonces.
La marca: AMF HEAD, el modelo Arthur Ashe Comp 1. 

Lo de Arthur Ashe era por el nombre del jugador que ayudó a su desarrollo, obvio, y lo del número 1 lo hicieron con visión, no tardaron en salir la 2 y la 3. Es que lo del marketing estos yanquis lo manejan muy bien.


Era una muy, muy buena raqueta: abrió la puerta a los materiales compuestos, aunque no se siguió exactamente por este camino, y también firmó la sentencia de muerte a la madera. Ésta, ya en sus últimos estertores, se resistió y mejoró mucho, pero no levantó cabeza. La misma Head desarrolló entonces la que tal vez sea la mejor raqueta de madera de todos los tiempos, diseñada también con la ayuda de un jugador, por eso lleva su nombre: HEAD Guillermo Vilas.



Pero la gran revolución viene ahora. Esta empresa, AMF HEAD, tenia una división (PRINCE, que luego se separará como empresa independiente) que fabricaba maquinas lanzapelotas, una especie de contenedor con un cañón que tiraba pelotas de un lado al otro de la pista para la gente que estaba aprendiendo (también yanqui, ya empieza a oler mal, ¿no?, ¿es que acaso todo lo hacían ellos? Pues parece que si). Por cierto, esta maquina también fue invento de un ingeniero que mencionamos antes: Rene Lacoste.

Esta pequeña división se había especializado en el mercado de la gente que estaba aprendiendo a jugar, niños o personas ya mayores, (mercado goloso en USA).
A alguien se le ocurrió que para este target (los mayores con pasta), se podía fabricar una raqueta más grande que las normales. Para facilitarles las cosas, vamos.

Además se dieron cuenta de que el reglamento no decía absolutamente nada de “como” tenia que ser una raqueta. En teoría se le podía pegar a la pelota con cualquier cosa.
"Esta es la nuestra", pensaron, "nos vamos a forrar con los ejecutivos jubilados …" 
Y se forraron, pero no así.

Sacaron este modelo, la Prince Classic. No sé como se les ocurrió llamar Classic a algo que era totalmente nuevo, pero funcionó, misterios del marketing supongo.


No tenía nada especial, era de aluminio, como había miles, no tenia cosas raras, ni tecnologías estrafalarias, ni nada que llamara la atención, salvo el tamaño del encordado, que era mucho más grande. ¡¡¡Incluso era barata!!!

Y se encontraron con una mina. Resultó que consiguieron un instrumento que despedía la pelota con muchísima más velocidad, con mucho menos esfuerzo y con absoluto control, y además habían eliminado uno de los grandes problemas de todos los tiempos: la vibración, que destrozaba codos y muñecas. De aquí viene la famosa dolencia “codo de tenista”.

Habían conseguido todo esto de un plumazo y con una chorrada: Hacer el encordado más grande, así de simple.
La promocionaron con un jugador ya veterano por entonces (mediados de los ’80). Un tal Ion Tiriac, el mismo que ahora organiza el torneo Master 1000 de Madrid todos los años. Si, ese, el de las chicas recoge pelotas modelos... ¿Os suena, verdad?

Fue una auténtica revolución. Todas las marcas empezaron a hacerlas así, más grandes. Además se estaba empezando a desarrollar en serio la tecnología de los materiales compuestos con estructuras huecas (como lo son todas hoy en día).

La competencia fue pillada en fuera de juego y trataron de recuperar la iniciativa. Aparecieron cosas muy raras, todo el mundo quería hacer ahora cosas diferentes, originales, imaginativas, innovadoras. Mucha imaginación pero pocos resultados que perduraran. Ninguno de los inventos funcionó.


Prince fue la pionera y la que se llevó el gato al agua. Las hizo de aluminio, acero, fibra de vidrio, carbono, kevlar, etc. Incluso sacó un modelo de madera, la Prince Woodie: la última raqueta de madera utilizada en competición. La usó, por ejemplo, Gabriela Sabatini.


Fue tal el éxito que Prince llegó a facturar más que todas las demás marcas de raquetas del mundo, juntas. Así cayeron muchas, muchas fabricas y marcas.
Sobrevivieron muy pocas. Hoy la cosa esta ya más equilibrada…

Actualmente todas las raquetas derivan de ese concepto de encordados grandes y construcción hueca con resinas y fibras de vidrio o carbono. Se abandonaron las de acero o aluminio, no podían competir ni en calidad ni en precio. También cambiaron mucho los encordados que antes eran de tripa y ahora son sintéticos, aunque aún hay exquisitos que siguen prefiriendo la tripa.

Se decía que estas cuerdas se hacían con tripa de gato, pero es una leyenda. No existió nunca, que yo sepa, un criadero de gatos para destriparlos. En realidad eran tripa de cerdo, mucho más baratas, supongo.

Éstas son algunas de las de hoy en día, que por supuesto, están a su alcance en las mejores tiendas de deporte …










Y así concluimos esta breve (brevísima) historia de la raqueta de tenis, que gracias a Dios, Ala, Zeus, Thor, Amon Ra y Viracocha, tengo compendiada en mi querida colección, expuesta en un rincón antes desaprovechado de nuestra casa , la escalera, que es por donde empezó esta historia 

Por cierto, si alguien tiene por ahí perdida en su casa alguna raqueta antigua y le interesa conocer su historia, y yo la se, consúltenme, me encantaría responder.

Gracias por sus visitas y comentarios.

Les deseo un feliz día.

Articulo escrito por ...... lluvia y sol
http://conlluviayconsol.blogspot.com.es/2012/08/curiosidades-tenisticas-los-inicios.html

La raqueta de Guillermo Vilas

Cada uno, según sus aficiones, decide tener un ejemplo a seguir, un personaje al que imitar, un héroe, un ídolo. En mi caso, ese es Guillermo Vilas, un ex tenista argentino considerado uno de los mejores jugadores del mundo. De él, por supuesto, tiene una raqueta que conserva con especial cariño y comenta orgulloso que le conoce personalmente y mantienen una «muy buena relación».


Cuando se le pregunta por sus preferencias actuales, dice que «apostaría por Nadal, resulta obvio. Pero hay varios jugadores como Javier Martín (Madrid), Carlos Boluda (Alicante) o Silvia García (Madrid), que ya están destacando como nuevas promesas del tenis». Luis lo sabe bien, pues durante 8 años fue presidente del Comité Juvenil de la Federación de Madrid de tenis, lo que le ha hecho seguir de cerca la evolución de los niños desde que se inician en este deporte. «En proporción, juegan más hombre que mujeres, pero no creo que sea un deporte ‘masculino’ ni que ellos destaquen más. Creo que las mujeres son más inteligentes, saben darse antes cuenta de si van a tener futuro o no en el tenis y no desperdician años con duros entrenamientos. Lo dejan para dedicarse a sus carreras, mientras que ellos se obcecan y pierden años muy importantes para su vida académica», sentencia el maragato.

De entre las casi 200 raquetas que guardo en un pequeño y valorado rincón de su casa, hay cuatro que tienen un significado especial, «son mis favoritas». Ya sea por el jugador que las empuñó, por su antigüedad o su bonita apariencia, Luis se queda con la Adidas de Ivan Lendl, la Wilson de Jimmy Connor, la Donnay de Bjorn Borg y, por supuesto, la que perteneció a su adorado Guillermo Vilas.
Aunque a diario trabajo como representante,, no ha dejado de lado su amor por el tenis desde los 20 años. El deporte ha crecido con él y no cambia «la época de Bjorn Borg, Gerulaitis, Vilas o Lendl; los años dorados», opina el coleccionista. «Ha habido cambios, como en todo, pero competiciones como la Copa Davis consiguen transmitir una pasión que no caduca con los años. Se ven otros valores y va gente que quizá nunca más asiste a otro partido», explica nuestro coleccionista. 
Está claro que, nos traslademos a la época que nos traslademos, hay personas para las que un deporte es algo más que un simple juego

Coleccionando historia


En nuestra colección contamos con raquetas de leyendas del tenis que en su día, fue la ilusión de quien las tuvo en sus manos en aquellos terrenos de juego.


Luis Prieto lleva muchos años dedicado a la restauración y conservación de estas raquetas de madera que hoy en día hacen de su colección un ejemplo de la evolución y el diseño de estas palas, siendo el tenis el deporte que siempre le ha movido pasiones

La primera raqueta llegó a sus en los años 70, después vino la segunda, la tercera, luego fueron cincuenta, cien y así hasta sumar un total de doscientas palas que guarda cuidadosamente en su casa de Chana de Somoza, un bonito pueblo que se esconde en lo profundo de la Maragatería. Sólo una pequeña parte de su cuantiosa colección es del propio Prieto, pues lo más sorprendente de esta historia, es que este maragato conserva como «oro en paño» las raquetas de las leyendas del tenis. Vilas, Bjorn Borg, Gerulaitis o Lendl, guardan un trocito de su carrera en las bolsas donde este coleccionista traslada cuidadosamente sus palas. Colección, afición e ilusión son los ingredientes de esta receta que convierten a este maragato en el principal artífice de lo que un día será el museo de las raquetas.
La colección comenzó a fraguarse hace quince años y lo más curioso es que este leonés no ha pagado casi nunca por ninguna de estas raquetas. «Por la que más, seis euros». En tono humilde, el coleccionistas confiesa que en estas palas también está escrita la historia de su vida. «Muchas son regalos de los propios tenistas». La primera raqueta llegó a las manos de Luis Prieto casi sin querer, —comenta el propio coleccionista, «al cambiar de pala en vez de venderlas me las fui quedando, las primeras eran mías y con el tiempo me di cuenta de ¿por qué no coleccionarlas?». Algunos amigos de este leonés se enteraron de esta iniciativa y se las fueron regalando. Hasta los clubs de tenis de Madrid también llegó la noticia y así poco a poco, entre amigos, aficionados y tiendas de segunda mano se fue fraguando esta curiosa colección. El boca a boca ha jugado un papel fundamental en esta tarea. «Muchas raquetas me las dejaban en las recepciones de los clubs, y muchas aún no sé ni su procedencia».
Primer saque
Lo cierto es que aunque este leonés comenzó a jugar por pura afición, «mi primo, Lorenzo Alonso, era mi mejor aliado en el juego», bromea, siempre ha estado muy vinculado al mundo del tenis y del deporte. El club de tenis Coslada fue su primera casa. El siguiente paso fue la conquista de los campeonatos de Madrid y de España, «Tengo ciento y pico trofeos».
Conociendo un poco más la vida de este maragato uno se da cuenta de que el tenis ha sido su pasión, aunque ha tenido que compaginarlo con otros trabajos. «Soy representante de productos de mercería y lencería. El tenis ha sido siempre una afición», argumenta el maragato. Su relación con el mundo del deporte le ha permitido conocer a los árbitros y jueces, por ello «a día de hoy cuando todavía jugamos algún partido, se intenta cuadrar para que no afecte a nuestros trabajos».
Tras su paso por el club de tenis de Coslada, decide fundar el club de veteranos de la misma localidad que participa en todos los campeonatos de Madrid. Más adelante, nuestro coleccionista, fichó por el club de tenis de Pozuelo, donde todavía juega en sus filas. «Llevo ocho años en Pozuelo, y estos dos últimos hemos quedado campeones de Madrid en la modalidad de veteranos», presume Luis Prieto, que este año se ha clasificado para el master que juegan los ocho mejores de cada categoría.
Durante 16 años, Luis Prieto ocupó cargos en la Federación de Tenis de Madrid. Ocho de estos dieciséis fue el presidente del comité juvenil. Destaca que ésta ha sido una etapa preciosa, a pesar de ello «nunca he entrenado a nadie», argumenta. Confiesa que lo más difícil cuando se trata de jóvenes es «lidiar con los padres. Muchos son los que piensan que tienen un Nadal o una Sharapova en casa». Lo más bonito de estar con los jóvenes es ver sus cualidades, — reconoce el coleccionista—, «para jugar al tenis hay que tener la cabeza muy bien amueblada, hasta la cima sólo llegan muy pocos», reconoce. Las lesiones o la adolescencia son las principales causas de abandono de niños, «por los que sin duda yo hubiera apostado».
Muchos de los ejemplares que colecciona Luis Prieto son raquetas de madera, que han sido protagonistas de los acontecimientos deportivos que no volverán a vivirse de la misma manera. Las raquetas son la pluma y la tinta con las que se ha escrito la historia de este deporte. Algunas de las palas que conserva este maragato están dobladas o partidas, fruto de los sentimientos de los tenistas que un día escribieron la historia con ellas. Prieto conserva este tesoro a la espera de que algún día puedan exponerse más allá de los escaparates. Mientras se cumple este sueño, Luis Prieto presta estos tesoros en el campeonato anual de raquetas de madera que se juega en el Manolo Santana Center de Madrid. «Yo no juego este campeonato es sólo para los afiliados del club, sin embargo presto mis raquetas para este tipo de eventos e incluso para fotografiarse con ellas».
Pura satisfacción es lo que sale de la boca de este maragato cuando habla de su colección, y la verdad no le faltan razones.
La historia continúa
Nuestro coleccionista lo tiene claro y entre sus planes de futuro mantiene la idea de seguir jugando al tenis, «todo lo que pueda», argumenta. Espera seguir teniendo éxitos y que «las lesiones me respeten», bromea.
Luis Prieto le da a los jóvenes un consejo muy práctico, «dedicación y paciencia. Los padres deben tener confianza en los entrenadores de sus hijos, que son, con diferencia, los que mejor conocen las cualidades de los niños».
Entre los propósitos que tiene este maragato para el 2012 destaca la creación de un futuro museo. «Queremos empezar configurando una página web para que se puedan ver todas las raquetas a través de la Red». Luis Prieto calcula que cuando la página esté en pleno funcionamiento duplicará su colección, «porque aunque me conoce mucha gente, a través de Internet, otra mucha no sabe que colecciono palas, por lo que pude ser un puente para ampliar la colección». Además, este maragato pretende que la web tenga enlaces y sea interactiva para ofrecer una amplia variedad de las posibilidades de este deporte.
«La mayoría de mis amigos me animan a que amplíe la colección y que intente por todos los medios la consecución del museo, aunque como en todos los ámbitos de la vida, también hay quien te desanima», confiesa Luis Prieto, quien asegura que la idea de crear una exposición con sus raquetas ya cuenta con varios seguidores. «El presidente del club de tenis de Pozuelo de donde soy socio quiere exponerlas, aunque tenemos el problema del sitio. Doscientas raquetas ocupan una barbaridad», bromea nuestro coleccionista quien teme que si alguna vez las muestra en algún lado sin la protección suficiente corra el riesgo de que alguna desaparezca.
Proyecto piloto
Una pequeña imprenta situada en una bocacalle que sale de la plaza Mayor de Astorga es la primera sala de exposiciones que han conocido las raquetas de Luis Prieto. «Un buen amigo, Clemente, me ofreció la posibilidad de exponer parte de mi colección en su viejo escaparate», argumenta este maragato, quien agradece de todo corazón el servicio y la posibilidad que «Clemente me ofreció».
Muchas cosas curiosas sucedieron en el tiempo que las raquetas se lucieron en el escaparate de la imprenta. La primera su periodo de exposición, «inicialmente pensamos tener las palas detrás de los cristales un mes y definitivamente fueron tres», resume Prieto, quien a medida que habla va recordando multitud de anécdotas de esta exposición. «Un anónimo entró en la tienda de mi amigo, curioseó y quiso comprarme una por 6.000 euros». Sin embargo, el coleccionista leonés confiesa que nunca ha vendido, ni piensa vender ninguno de sus preciados ejemplares. «Muchos vecinos se paraban delante del cristal y se hacían fotos y curiosamente más de uno reconoció alguna que otra raqueta como propia o de alguno de sus familiares».